En la actualidad, existen varios métodos de gestión responsable de los recursos y la protección del medio ambiente son prioridades clave, la incineración de restos humanos emerge como una alternativa digna de consideración. A través de procesos cuidadosamente diseñados y tecnología avanzada, la incineración de restos humanos no solo cumple con los requisitos de disposición final, sino que también aporta importantes beneficios ambientales.
A continuación, analizaremos a detalle las ventajas y las mejores prácticas para la aplicación responsable de la incineración, además de evaluar su desempeño y beneficios al medio ambiente.
¿Qué es la incineración?
La incineración es un método que implica someter a altas temperaturas materiales peligrosos para eliminar y destruir los contaminantes. Ésta se realiza en hornos diseñados específicamente para quemar los materiales de manera segura, a través de una quema controlada que permite la destrucción de una amplia gama de contaminantes y productos químicos dañinos, tales como solventes, PCB (policlorobifenilos) y pesticidas.
¿Cómo la incineración ayuda al medio ambiente?
A medida que enfrentamos desafíos cada vez mayores en cuanto a la acumulación de restos humanos y su impacto en el medio ambiente, la incineración emerge como una alternativa que merece ser considerada. Hoy en día, los hornos crematorios ecológicos ofrecen una serie de ventajas significativas.
Reducción de la cantidad de restos
La incineración ofrece la posibilidad de reducir de manera significativa la cantidad de restos humanos hasta en un 95%, además de reducir en un 80-85% la cantidad de sólidos de los restos originales. De esta forma los sistemas de incineración nos ayudan a disminuir la necesidad de depender exclusivamente de los cementerios.
Esto resulta especialmente beneficioso para países o regiones que no cuentan con grandes extensiones de tierra. El proceso de incineración, les ayuda a reducir la cantidad de terreno requerido, que podrían destinarse a otros usos más productivos.
Reducción de contaminante
Durante años se han realizado distintos estudios donde se ha determinado que las prácticas tradicionales de entierro, que implican la descomposición de cuerpos, liberan cantidades altas de gases de efecto invernadero, óxidos de nitrógeno, dioxinas, hidrocarburos y otros compuestos orgánicos en comparación a los hornos de incineración.
También, existe un riesgo de salud alto debido a las filtraciones de sustancias químicas y tóxicas del subsuelo y los mantos freáticos, por los lixiviados provenientes de los cadáveres. De esta manera, los procesos de incineración evitaban la contaminación y filtración de sustancias dañinas al subsuelo, eliminando así el riesgo de epidemias.
Mayor control sobre los olores
A diferencia de los cementerios, los hornos de incineración tienen un mejor control sobre los malos olores. En vez de permitir que los restos se descompongan y emitan olores desagradables que contribuyen a la contaminación del aire, los restos se queman dentro de instalaciones, en hornos que permiten controlar los subproductos del proceso de incineración.
Evita la producción de gas metano
La descomposición de los cuerpos produce cantidades significativas de gas metano, un potente gas de efecto invernadero que contribuye de manera significativa al calentamiento global. Además de su impacto negativo al medio ambiente, el metano es altamente combustible, representando un riesgo para la seguridad. En cambio, los hornos de incineración ecológicos no generan metano, lo que los convierte en la opción más segura y respetuosa con el medio ambiente.
Menor consumo de recursos naturales:
La incineración de restos humanos contribuye a la conservación de los recursos naturales al requerir menos materiales en comparación con los entierros convencionales. La fabricación de ataúdes, la preparación del terreno y otros elementos asociados al entierro implican un consumo significativo de madera, metales y otros recursos. Al optar por la incineración, se reduce la demanda de estos materiales, lo que ayuda a preservar los recursos naturales y a disminuir la explotación de los ecosistemas.
En conclusión, la incineración de restos humanos se presenta como una solución responsable y sostenible para la gestión de restos mortales. A través de la reducción de la huella de carbono, el control de contaminantes, la optimización de los recursos naturales y la eliminación de riesgos sanitarios, la incineración contribuye activamente a la protección del medio ambiente. Al considerar esta alternativa, es esencial garantizar la implementación de tecnología avanzada y prácticas responsables para maximizar los beneficios ambientales y garantizar el respeto por los seres queridos fallecidos y nuestro entorno natural.
Por último, los hornos de incineración, con el paso del tiempo experimentan una disminución en su eficiencia, por lo que necesitan mantenimiento y un monitoreo adecuado. En RUCSA, además de brindar una garantía de vida útil de más de 30 años en todos nuestros hornos crematorios, contamos con un servicio de soporte continuo para el mejor rendimiento. No dudes en comunicarse con nosotros para una consultoría.
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